VALDIVIA

Es la ciudad más linda de Chile, por lo menos de las que conozco hasta ahora. Allí aprendí a nadar hace muchos años atrás y todavía no me hundo.
Hay tantos lugares hermosos para visitar, que no sé por donde empezar. Ahhh!!! de pura casualidad con mi hijo Rodrigo pillamos la micro que hace el camino a Corral por el interior, fueron horas de paisajes increíbles, helechos gigantes, nalcas, árboles milenarios.. la verdad es que parece que vi hasta pumas y cóndores.
Después alcanzamos a visitar el pueblo y nos fuimos en una lancha hasta Niebla, allí en el fuerte nos encontramos con un español que al parecer había quedado rezagado desde hacía cientos de años, pero ahora no estaba detrás de los cañones defendiendo la fortaleza, si no que sonreía amablemente a los turistas.
De ahí tomamos una micro y nos fuimos a ver el mar en un lugar llamado Los Molinos, comimos pan amasado y volvimos a la pensión.
Al otro día nos fuimos a recorrer el Parque Saval, donde nos quedamos horas viendo: lotos, esculturas en madera y unos pajaritos hermosos.
No me acuerdo en que momento del viaje navegamos por el río Cruces y en donde apenas contamos tres cisnes; lo bueno es que al parecer los cisnes se cambiaron de casa y los encontramos en Corral y Chaitén... andaban de parranda.
Esta fue la tercera vez que visito Valdivia y espero que no sea la última.

CHILE UN PAÍS DE CONTRASTES

El Sur es maravilloso, el olor a tierra húmeda y el musgo de distintos colores y olores que se respiran me llevan a un estado de felicidad.
El norte con su aridez y cerros multicolores tienen una belleza distinta, allí el encontrar una flor o un hilito de agua cuesta mucho, pero si me detengo a mirar siempre haré ese hallazgo especial: una piedra de color, una plantita insignificante o un bicho asustado.
Mmmmmmmm tremendo hallazgo, para algunas personas tal vez resulte una porquería, pero a mí me hace feliz.
Cuando llegué a Los Loros los escuché hablar de un lugar donde existía una cascada.
¡Gran aventura me dije! Así es que organicé un paseo al lugar, el primero fracasó porque la distancia no era menor y el tiempo escaso.
La segunda la hice con dos de mis hijos, caminamos mucho, pasamos entre los parrones que casi están llegando a la punta del cerro, seguimos una huella, trepamos rocas y nos maravillamos con un lugar que parece mágico (un pequeño claro entre murallones de piedras) . No sé cuanto tiempo pasó pero al final llegamos a la cascada, un hilito de agua que caía entre rocas horadadas por el agua de miles de años.
Saqué fotos como loca de esa pequeña poza que recogía el agua de la cascada.

Sólo un pensamiento que de pronto vino.

La vida es hoy, si cierras los ojos miras tu interior y te sientes satisfecho vale el estar aquí.
A veces, no valoramos todo lo que tenemos: una familia, un lindo paisaje, un amigo, una mascota que nos aguanta, etc.
Si estás tan cansado, molesto o triste; mañana es otro día y tenemos una segunda oportunidad.
Pero ¡ten cuidado! porque nadie sabe cuantos mañanas tiene.
¡Vive! ¡No sobrevivas!