viernes, diciembre 22, 2006

Mi vida ha cambiado


Desde que el auto quedó para la historia, mi vida ha cambiado notablemente, antes tenía que hacer un recorrido de 65 Km. (ida y vuelta) para llegar a mi querida escuela, era cansador, es cierto y no menos cierto que en ese entonces la bencina subía y subía, pero ya me había acostumbrado a esa rutina.
Al perder mi auto no me quedó más que alojarme en un departamento súper chico de la escuela, de Domingo por la noche a Viernes. Sin televisión y sólo con mi notebook (puchas que quiero mi notebook), hasta ayer estaba incomunicada , ya que no me había conectado a la red de la escuela, así es la ocupación era ver películas y películas, como sería la cosa que hasta una tipo patadas, kung fú o algo así, me gustó.
Bueno, la función empieza el fin de semana cuando tengo que comprar el pasaje con mucha anticipación, ya que los temporeros de la uva bajan a relajarse en Copiapó .
Boleto en mano logro subir al Casther (no es ninguna palabra inglesa, significa Castillo hermanos), esperando que mi asiento no esté ocupado por algún personaje violento.
El olor a trago creo que puede emborrachar hasta al chofer, los más chacoteros se van atrás porque pueden fumar y hasta dar algún agarrón por ahí. Como parecemos sardinas en lata, no se nota y se hacen los lesos.
Pasado Tierra Amarilla, cortan los boletos o cobran los pasajes a los que van de pie, no falta alguno que se había pasado algo en copas y resulta que iba a Caldera jajajajaja .
La cosa va muy animada, música saund, tallas por aquí tallas por allá.
Luego empiezan los avisos: Nantoco... los que bajan, Tropicana..., Pabellón Alto, el Yeso, Deliber (no sé porque, pero los que bajan aquí siempre llevan muchas bolsas de supermercado y se siente el sonido de muchas botellas), bueno así sigue la cosa hasta que llego a mi destino.
Tengo una camita rica con un colchón hundido y no hay nada mejor que levantarse y saltar de la cama al trabajo.