viernes, marzo 24, 2006

NUNCA PENSÉ TENER GATA


El único contacto con gatos lo tuve hace muchos años, cuando mi hermano recogía esas cositas chicas y a escondidas de mi mamá, los alimentábamos con unas mamaderas. Pero bastaba que ella se enterara... y hasta ahí no más llegaban los gatos.
Creo que por eso crecí con una indiferencia total hacia esos animales. Pero un día las cosas cambiaron, llegamos a vivir a un lugar entre rural y urbano.
Estaba ordenado la cocina y en el fondo de un mueble, vi algo negro ¡¡¡Una araña!!! No, no era una araña, era una laucha que miraba con ojos tan asustados como los nuestros. Rodrigo dijo: ¡¡¡¡Nooo mamá tiene unos ojitos muy lindos!!! y mi escoba se detuvo en el aire. Resultado... en unos días aparecieron varios ojitos lindos que se adueñaron de la cocina.
Buscamos una solución y compramos mucha comidita rica con un poquito de veneno para roedores, pero esos animalitos se pusieron a dieta y despreciaron la comida que con tanto amor les compramos.
Bueno, decidimos que no quedaba otra cosa más que traer una gato y ahí empezó la búsqueda. Pablo averiguo que la gata de un compañero de universidad tenía gatitos, llegamos tarde. Al parecer los felinos eran muy apetecidos en esos días.
Un día en la escuela fui a buscar a Abigail, una alumna de mi clase y ella me dijo:
-“ Seño... ¿adivine que tengo dentro del polerón?
- No sé... ¡a ver!
Era una gatita, acurrucada en su pecho.
- Tengo varios, a esta la traje a la escuela para que no pasara frío.
Se la pedí a Abigail con tanta vehemencia, que con todo su amor me la regaló.
Desde ese día tengo gata, se llama Mitchi (gato en Kunza), es bien liberal para sus cosas
tiene dos novios gatos y se entiende muy bien con Sitges, el perrito que me dejó de herencia mi hermano.